
Un enfoque saludable para mejorar el bienestar en TDAH
Comenzar un nuevo año es la oportunidad perfecta para retomar buenos hábitos o adoptar otros nuevos que impacten positivamente en nuestra salud física, mental y social, establecer metas orientadas al desarrollo personal, el fortalecimiento de las relaciones con quienes nos rodean, la salud emocional y física es clave para nuestro bienestar.
Hoy nos centraremos en este último aspecto: ¿qué ajustes podemos hacer en la alimentación para beneficiar a personas diagnosticadas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)?
Es importante destacar que el tratamiento del TDAH debe ser multidisciplinar, combinando, si fuese necesario, el uso de medicamentos, la terapia cognitivo-conductual y la implementación de hábitos saludables, como el ejercicio regular y una alimentación adecuada. Cada pequeño paso suma.
Alimentación y TDAH: ¿Cuál es la conexión?
El TDAH está relacionado con desequilibrios químicos y físicos en las conexiones neuronales. ¿Qué papel juega la alimentación en esto? Algunos neurotransmisores clave se sintetizan en el intestino gracias a la acción de las bacterias de la microbiota intestinal.
Alimentos que deberíamos evitar:
- Gluten: Estudios sugieren que en personas sensibles al gluten, eliminarlo puede reducir ciertos problemas de comportamiento asociados al TDAH. Esto se debe al incremento de precursores de serotonina al dejar de consumirlo.
- Azúcar: Incrementa la adrenalina, elevando los niveles de glucosa y potenciando la hiperactividad.
- Colorantes y aditivos: Comunes en alimentos ultraprocesados, como golosinas, snacks y bebidas energéticas, pueden agravar los síntomas.
- Cafeína: Aunque puede mejorar la concentración en algunas personas, su consumo excesivo puede intensificar la impulsividad.
Alimentos que contribuyen positivamente:
- Omega-3 y ácidos grasos: Imprescindibles para el funcionamiento cognitivo y el estado de ánimo. Incluye pescado azul (mejor pequeño para evitar metales pesados), semillas de chía y lino, y hortalizas de hoja verde.
- Frutos secos: Las nueces del Brasil y almendras aportan magnesio, que regula neurotransmisores como el GABA, favoreciendo la calma.
- Chocolate negro: Una pequeña cantidad diaria mejora la memoria gracias a sus flavonoides, que aumentan el flujo sanguíneo cerebral.
- Alimentos fermentados: Ricos en aminoácidos y probióticos, apoyan la liberación de serotonina y fortalecen la flora intestinal.
- Polifenoles: Presentes en cerezas, arándanos, berenjenas y kale, contribuyen a regenerar neuronas y reducir el estrés oxidativo.
- Especias: El jengibre mejora la memoria de trabajo, la salvia potencia la atención, y la cúrcuma reduce la inflamación gracias a la curcumina.
¡Un recordatorio importante!
Antes de realizar cambios significativos en la dieta, consulta con un profesional médico. Algunas especias o alimentos pueden interactuar con los medicamentos que estés tomando. Además, aunque la alimentación es una herramienta valiosa, nunca debe reemplazar el tratamiento médico o terapéutico. ¡Recuerda que todo suma!
Adoptar una alimentación consciente puede marcar la diferencia, no solo en tu salud física, sino también en tu bienestar general. 🌟