¿POR QUÉ SOBREPENSAMOS EN VERANO?

El verano es una época que muchos esperan con ilusión, visualizando días soleados y largos que ofrecen un respiro ideal de la rutina diaria. Es un tiempo que parece perfecto para relajarse y recargar energías. Sin embargo, esta temporada también puede presentar desafíos emocionales y mentales, especialmente para aquellos propensos al sobrepensamiento o la rumiación.

¿Por qué se intensifica el sobrepensamiento en verano?

El sobrepensamiento se caracteriza por la reflexión excesiva sobre los propios pensamientos, especialmente aquellos de naturaleza negativa o preocupante. Durante el verano, varios factores pueden exacerbar esta tendencia:

– Incremento del tiempo libre: Sin las estructuras y obligaciones habituales, como el trabajo o la escuela, hay más oportunidades para que la mente vague y se enfoque en preocupaciones latentes o problemas sin resolver.

– Reducción de distracciones habituales: Con menos actividades programadas y responsabilidades diarias, puede ser más difícil distraerse de los pensamientos intrusivos o negativos que surgen.

– Presiones y expectativas sociales: existe una presión cultural para «disfrutar del verano al máximo», lo que puede provocar comparaciones con los demás y un sentimiento de insatisfacción con las propias experiencias. Esto puede intensificar la autocrítica y los pensamientos negativos.

Estrategias para manejar el sobrepensamiento en verano.

Afortunadamente, hay técnicas efectivas para gestionar y reducir el sobrepensamiento, permitiendo así disfrutar más plenamente del verano:

1. Conciencia y aceptación: El primer paso es reconocer y aceptar que estás sobrepensando. Esto implica observar tus pensamientos sin juzgarlos, reconociendo que son solo pensamientos, no hechos.

2. Técnica del desglose de pensamientos:
Evento: Comienza identificando el evento o situación que desencadenó tus pensamientos. Por ejemplo, una interacción breve con un amigo o un cambio de planes.
Pensamiento: Analiza qué pensamientos surgieron a raíz del evento. Identifica si estos pensamientos son recurrentes y si reflejan un patrón que puedas reconocer.
Emoción: Reconoce las emociones asociadas con esos pensamientos. Nombrar la emoción puede ayudarte a entender mejor cómo tus pensamientos afectan tus sentimientos.
Realidad: Desafía esos pensamientos con hechos. Pregúntate: ¿Hay evidencia que respalde estos pensamientos? ¿Hay una explicación más benigna o racional para este evento?

3. Actividades planificadas: Aunque el verano brinda más tiempo libre, planificar actividades que disfrutes puede prevenir el sobrepensamiento. Esto podría incluir deportes, hobbies, lectura, o aprender algo nuevo. Estas actividades no solo proporcionan distracción, sino también una sensación de logro y satisfacción.

4. Mindfulness y meditación: Estas prácticas pueden ser especialmente útiles para gestionar el sobrepensamiento. El mindfulness te enseña a vivir en el momento presente y a disminuir la tendencia a preocuparte por el pasado o el futuro. La meditación puede ayudar a entrenar tu mente para centrarse y disipar pensamientos intrusivos.

Implementando estas estrategias, puedes encontrar un equilibrio saludable entre disfrutar del ocio que ofrece el verano y mantener tu mente libre de preocupaciones excesivas. Esto te permitirá aprovechar al máximo la temporada estival, disfrutando de sus beneficios mientras cuidas tu bienestar emocional y mental.

 

David Aceituno Muga. Psicopedagogo en Clínicas Centro Milos

Especialistas en Trastornos del Neurodesarrollo