Además de los síntomas primordiales del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) -inatención, hiperactividad e impulsividad, los niños y niñas afectados por este trastorno presentan otros rasgos significativos que deben ser tomados en cuenta tanto en el ambiente familiar como educativo.

Características adicionales comúnmente asociadas al TDAH:

Desafíos en las interacciones sociales: Es habitual que estos niños enfrenten obstáculos en sus habilidades sociales debido a su impulsividad y exceso de actividad motriz (por ejemplo, interrumpir o no esperar turnos), lo que puede llevar al rechazo por parte de sus compañeros. A menudo, muestran preferencia por relacionarse con niños más jóvenes, quienes les permiten liderar el ritmo del juego. Aunque algunos niños con TDAH son extrovertidos y comienzan relaciones fácilmente, estas suelen ser cortas, inconsistentes e inestables. Es especialmente importante prestar atención a aquellos que muestran una actitud pasiva, pues pueden intentar integrarse ofreciendo sus pertenencias o cumpliendo órdenes, e incluso actuar de manera payasa en clase.

– Resistencia ante los cambios: Los niños con TDAH tienden a responder mejor a las rutinas tanto en casa como en la escuela. La adaptación a cambios (como el cambio de profesores o las vacaciones) les resulta desafiante. Por lo tanto, es crucial anticiparles información sobre diversas situaciones para facilitar su adaptación.

– Problemas de aprendizaje: Aunque no siempre es el caso y la inteligencia puede ser independiente del TDAH, es común encontrar dificultades en la escritura (por ejemplo, letra ilegible), que pueden ser más un reflejo de la impulsividad que de problemas con la motricidad fina.

– Motivación fluctuante: Mantener una motivación constante les resulta difícil, salvo en actividades que les resultan altamente atractivas (como los videojuegos, computadoras, fútbol, etc.). Su interés por ciertas actividades puede variar rápidamente, perdiendo el entusiasmo por hobbies o actividades extracurriculares que frecuentemente cambian.

– Baja autoestima: Estos niños reciben críticas constantes sobre su comportamiento y lo que se espera de ellos, lo cual lleva a recibir más comentarios negativos que positivos durante el día. Esto contribuye a una percepción negativa de sí mismos y a una baja autoestima, siendo esencial enfocarse en resaltar sus cualidades positivas.

– Baja tolerancia a la frustración: Influenciada por la baja autoestima, la impulsividad y los fracasos continuados, se observa una reducida capacidad para manejar la frustración. Es fundamental desarrollar habilidades para gestionar esta frustración desde temprana edad, para prevenir el fracaso escolar y dificultades en diversas áreas de la vida, motivándoles a persistir en actividades dentro de su alcance.

En resumen, el TDAH abarca mucho más que sus síntomas primordiales de inatención, hiperactividad e impulsividad. Las dificultades sociales, resistencia a cambios, problemas de aprendizaje, motivación fluctuante, baja autoestima y poca tolerancia a la frustración son también aspectos cruciales a considerar. Entender y manejar estos rasgos es clave para apoyar efectivamente a los niños con TDAH, destacando la importancia de un enfoque integral que fomente sus habilidades y confianza, allanando el camino hacia su desarrollo y bienestar.