En el artículo anterior “Pautas para padres: problemas de conducta, PARTE I” dimos las primeras pinceladas sobre cómo lidiar con problemas de conducta en casa. Desde el área de Psicología de la Clínica Centro Milos, en esta segunda parte profundizaremos en algunas técnicas y trucos que podemos utilizar.

1. Elegir los reforzadores que vamos a utilizar para modificar las conductas problemáticas. Un reforzador es un estímulo que hace que una conducta se repita en el tiempo. Es algo que queremos conseguir, ya sea que aparezca algo positivo (por ejemplo, comer algo rico) o que desaparezca algo negativo (por ejemplo, que me quiten una obligación que no me apetece hacer).

  • La lista se debe elaborar con el niño en función de sus gustos.
  • Debe haber de varios tipos para que no se produzca “saciación” (es decir, para que no pierdan su capacidad de reforzar).
  • Se deben aplicar de forma contingente a la conducta. Cuanto más pequeño es el niño, más inmediato debe ser el refuerzo.

2. Elogiar al niño/a siempre que lleve a cabo una conducta que consideramos deseable. A medida que el comportamiento positivo se vaya consolidando, podremos aplazar el elogio o usarlo con menos frecuencia, pero nunca cortarlo de raíz.

3. Ignorar las conductas problemáticas siempre que no sean peligrosas o agresivas.

4. Cuando están alterados, intentar no elevar la voz. Cambiarlo por hablar pausadamente y con tono firme.

5. Evitar utilizar insultos y palabras malsonantes. El lenguaje malsonante le llegará por muchos canales a lo largo de su vida, pero es importante que no nos tenga a nosotros como referencia para usarlo.

6.  Evitar el castigo físico. Si no queremos que nuestro hijo/a pegue, lo mejor es que no vea esa conducta en nosotros.

7. Intentar no pedir las cosas a gritos y desde lejos. Es preferible acercarse y asegurarnos de que nos está escuchando.

8. Siempre que sea posible, preparar las transiciones con cuentas regresivas. Es decir, si tiene que dejar de jugar al ordenador, al móvil, etc, ir avisándolo (“te quedan 15 minutos, te quedan 5 minutos, 2 minutos, etc).

9. En general, servir de ejemplo ante cualquier conducta que queramos que añada a su repertorio. Si lo que queremos es que pida perdón, que nos oiga a nosotros hacerlo; si queremos que lea, que nos vea leer, y así con todo lo que se nos ocurra. Esto también es un trabajo para los padres, no sólo para los niños/as.

10. Intentar no compararlos con personas del entorno. Pueden sentirse atacados y poco valorados si constantemente les decimos “es que tu primo/hermana/quien sea no hace esto, hace lo otro”.

11. Tener paciencia. Estos cambios son lentos y el proceso es desesperante muchas veces. No tiréis la toalla, con trabajo (tanto en casa como poniendo el caso en manos de un profesional de la psicología), los objetivos se irán consiguiendo.

Confiad en vosotros/as y en vuestros hijos/as. ¡Mucho ánimo!

Déborah Nieto Rodríguez. Psicóloga de Centro Milos. Especialista en intervención infanto-juvenil.